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¿Qué pasa con el diésel?

Publicado 28 Feb 2019
¿Qué pasa con el diésel?


Tras el escándalo de la manipulación de emisiones muchas marcas apuestan por su desaparición gradual. La mayoría de los fabricantes asiáticos se decantan por la hibridación y la electrificación de sus modelos, pero todavía unas pocas marcas de alcance global le ven esperanzas de desarrollo.

 

Los que vaticinaban un páramo en la industria del automóvil tras el escándalo del diéselgate parece que van a quedar decepcionados. O tal vez no. Lo que sí es cierto es que las marcas del sector han cerrado filas y se han volcado en el desarrollo de nuevas tecnologías capaces de solventar el problema de las emisiones, llámese hibridación, electrificación o catalización eficiente. Todos han tomado nota de la problemática del diésel, obviamente unos más que otros, y el debate sobre su eficiencia o su desaparición está al orden del día.

 

La legislación se está echando encima de los fabricantes en lo referente al control de las emisiones y a las pruebas de medición. En Europa entró en vigor el ciclo WLTP (World Harmonized Light Vehicles Test Procedures) que mide en condiciones reales de uso centrándose en el consumo y el CO2 , aunque muchos dicen que debería ahondar más en el NOx. Desde 2017 la normativa europea establece 168 miligramos de NOx por kilómetro, y en 2020 debe ser de 120 miligramos.

 

De popular a demonizado

 

El diésel se popularizó en los años 90 al presentarse como una alternativa real y económica a los motores a gasolina. La mayor autonomía y el precio asequible del carburante hizo que este tipo de motores se volviera popular. El aumento de los vehículos diésel, cada vez con mayores prestaciones, llegó a suponer que el 70% del mercado de países como España, Francia y Portugal se moviera con propulsores de este tipo.

 

Pero tras el diéselgate, que estalló en el 2015, el guión cambió. La opinión pública reaccionó y la demonización del diésel por parte de las administraciones empezó a cavar una fosa de proporciones desconocidas. En enero de 2017 los autos diésel representaban el 52,7% del mercado europeo, pero en diciembre la tendencia ya se había invertido y los de gasolina suponían solo el 50,7%. Y para el cierre de 2018, la participación de los diésel estaba por debajo del 36%.

 

Pero este fenómeno tiene como efecto colateral. Si bien es cierto que al descender el número de motores a petróleo es posible que las partículas (PMA) y las emisiones de NOx hayan bajado, no lo es menos que también ha implicado un incremento de tres décimas de las emisiones de CO2. Entonces, ¿acabar con el diésel es la solución?

 

La apuesta de los fabricantes

 

La realidad de los fabricantes es que parecen estar más influidos por razones políticas que técnicas. Por un lado están las marcas asiáticas como Nissan, Toyota, Hyundai, Kia y Mitsubishi que ya afirmaron públicamente su intención de renunciar al diésel. Nissan está inmersa en el proceso de electrificación, siendo una de las marcas evangelizadoras de los vehículos eléctricos. Consecuentemente, hace unas semanas anunció que su modelo X-Trail ya no ofrecería motores diésel en su gama, mientras que en el resto de modelos la desaparición será gradual.

 

Toyota, una marca pionera en la hibridación de autos, ya descartó ofrecer variantes diésel en el Yaris y el Auris, a los que seguirá el resto de la marca. Lexus renunció al diésel hace cinco años y propone hibridación total. Subaru también decidió prescindir de este combustible. Hyundai tampoco incluye diésel en su nuevo i20. Otras marcas como Volvo ya anunciaron su camino a la electrificación y el sedán S60 ya no llevará bloques a petróleo. Opel tampoco ofrecerá diésel en el nuevo Corsa, Renault no propone diésel en el Twingo y pronto dejará de hacerlo en el Clio. Y el grupo Fiat-Chrysler anunció que en 2022 dejará de emplear motores de a diésel.

 

Rebajar el nivel de NOx

 

Pero no todos quieren abandonar el gasóleo de inmediato. Desde Bosch (el mismo proveedor de las centralitas que enmascabaran las emisiones en el diéselgate) apuntan que con las nuevas tecnologías se ha conseguido rebajar a solo 13 miligramos de NOx por kilómetro. Mercedes-Benz no quiere irse del diésel por ahora y anunció recientemente una inversión de 3.000 millones de euros en nuevos motores de bajas emisiones.

 

El grupo Volkswagen (quien más palos ha recibido ya que con ellos empezó el escándalo) quiere dar un giro electrificado su futuro, y de hecho ha empezado a racionalizar el uso del diésel en algunas marcas. Skoda empezó con el Fabia, que ya no ofrece propulsores que usen ese combustible en su gama. Mientras, las llamadas a revisión de modelos diésel de las marcas del grupo alemán siguen produciéndose.

 

 

Fuente: El Periodico


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