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La propulsión a hidrógeno recibe espaldarazo mundial

Publicado 1 Jul 2019
La propulsión a hidrógeno recibe espaldarazo mundial


Japón, EE.UU. y la Unión Europea firmaron un acuerdo para el desarrollo de vehículos propulsados por hidrógeno, los cuales se presentan como la otra gran alternativa -junto a los eléctricos- para lograr la ambicionada descarbonización. Esta tecnología, sin embargo, aún tiene muchos inconvenientes por resolver.

Tres potencias acaban de asociarse a favor del hidrógeno. Sucedió en la Cumbre del G-20 celebrada en Tokio, donde Japón, Estados Unidos y la Unión Europea firmaron una declaración conjunta para impulsar la tecnología de pila de combustible en todos los sectores posibles.

Con el claro objetivo de reducir las emisiones que causan el efecto invernadero, el memorando de cooperación contemplaría el estudio y evaluación del potencial del hidrógeno, así como también la armonización de regulaciones, códigos y normas, y la garantía de la cadena de suministro de esta tecnología.

La idea es que el hidrógeno deje de ser un combustible del futuro, para lo cual resulta fundamental solucionar varios de los problemas a los que hoy se enfrenta, entre ellos, el alto costo de producción, la escasa infraestructura y la restrictiva oferta actual.
Hoy existen solo 11 mil autos propulsados por hidrógeno en todo el mundo y muy pocos fabricantes que apuestan por esta tecnología. Básicamente, los modelos disponibles en la actualidad pueden contarse con una mano: el Toyota Mirai, Honda FCX Clarity, Mercedes-Benz GLC F-Cell y Hyundai Nexo -el segundo modelo de la marca coreana, tras el ix35 Fuel Cell-. Asimismo, más de la mitad de las ventas de este tipo de vehículos se concentran en California (EE.UU.), un estado con estrictas normativas de emisiones, que ofrece interesantes bonificaciones fiscales tanto a los autos eléctricos como a los de pila de combustible, conocidos por sus siglas en inglés FCEV (Fuel Cell Electric Vehicle).

Y es que el tema del precio no es menor. El Mirai, por ejemplo, cuesta US$ 74.000, impuestos aparte. Y, de acuerdo con Toyota, recién el valor de los FCEV se equiparará al de los híbridos en 10 años más.

La principal causa de su elevado costo son los metales raros (lantano, europio, disprosio, tulio e iterbio, entre otros), vitales para la fabricación de pila de combustible y cuya producción concentra un 95% China.

Además, el hidrógeno no es precisamente barato a la hora de recargar, incluso supera a los combustibles tradicionales. Esto se debe a que la producción de hidrógeno es cara. Además, para que el sistema basado en electrolisis del agua sea renovable, la inversión requerida es mayor, doblando la de otras alternativas, como la de gas natural.

Por otro lado, y según un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía, la mayor parte del hidrógeno ahora proviene de combustibles fósiles y su producción es responsable de las emisiones anuales de carbono equivalentes a las del Reino Unido e Indonesia juntas.

Si bien es cierto que un FCEV emite cero emisiones contaminantes, es decir, vapor de agua; la producción de hidrógeno, al igual que ocurre con la energía eléctrica, sí genera emisiones. Y atendiendo al consumo, al ser mayor en los modelos de pila de combustible, esto se traduce en mayores emisiones a la atmósfera.

En lo que toca a seguridad, por mucho que las marcas se esfuercen en desarrollar estanques de hidrógeno que eviten cualquier tipo de fuga, este gas es altamente inflamable, lo que puede pesar a la hora de escoger este tipo de autos. Además, la vida útil del estanque está limitada por normativa a 15 años, lo que condiciona también la del vehículo.

Pese a todas estas trabas, Japón apostará firmemente por el auto a hidrógeno en los próximos años, incentivando tanto su compra como la instalación de hidrogeneras. Y es que el país del Sol Naciente se ha impuesto el ambicioso objetivo de llegar a 2020 con 40.000 vehículos de pila de combustible en su parque móvil, además de lanzar 200 buses a hidrógeno para los Juegos Olímpicos.

¿Cómo es la recarga de un vehículo a hidrógeno?

Una de las ventajas de los vehículos de pila de combustible en comparación con los eléctricos es el tiempo para una recarga completa. Sus fabricantes aseguran que ronda los cinco minutos.

Asimismo, rellenar el estanque de hidrógeno es una tarea prácticamente idéntica al repostaje con combustibles tradicionales, pues se hace a través de una manguera, que queda sellada al depósito mientras dura la operación.

La autonomía de este tipo de autos es muy similar a la de los tradicionales. La primera generación de pila de combustible de Hyundai llegaba a los 430 km, mientras ahora el Nexo supera los 600 km.

¿El talón de Aquiles? La recarga de hidrógeno es cara, en torno a los 10 euros (unos $ 7.700), lo que permite recorrer unos 100 kilómetros más o menos. A ello se suma una clara falta de infraestructura; en todo el mundo hay alrededor de 370 estaciones de hidrógeno.

Fuente: La Tercera

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