La tecnología de las baterías de los coches eléctricos no ha cesado de mejorar. En pocos años hemos pasado de un Nissan Leaf que a duras penas llegaba a 200 km de autonomía real, a modelos que tienen más de 400 km de autonomía real.
Los avances tecnológicos que han permitido a los fabricantes de baterías aumentar la densidad energética, combinados con una caída de los precios de las materias primas, harán que los precios de las baterías bajen más de lo previsto, según un nuevo estudio de Goldman Sachs Research.
La paridad de precio entre coche eléctrico y gasolina se daría en 2026
La batería representa entre el 30% y el 40% del precio de un coche eléctrico. Los precios medios mundiales de las baterías bajaron de 153 dólares por kWh en 2022 a 149 dólares en 2023, y Goldman Sachs Research prevé que caigan a 111 dólares por kWh a finales de este año. Esto acercaría cada vez más el precio de un coche eléctrico al precio de un coche gasolina.
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Esa paridad de precio entre un tipo y otro de coche se daría, más pronto de lo previsto. Para el banco de inversiones, sería en 2026 cuando el precio medio de una batería baje hasta los 80 $/kWh, lo que supondría un descenso de casi el 50% desde 2023. Pero sobre todo, con un precio de 80 $/kWh los eléctricos de batería alcanzarían la paridad de coste con respecto a los coches de gasolina, al menos en el mercado estadounidense.
El descenso del precio de las baterías se debe esencialmente a dos factores, según el estudio. El primero es la innovación tecnológica que ha permitido mejorar la densidad energética de las baterías. En algunos casos, la densidad energética es un 30% superior y con un coste inferior a la antigua generación de baterías.
Y el segundo es el descenso continuado de los precios de las materias primas utilizadas en las baterías. Esto incluye el litio y el cobalto, y casi el 60% del coste se debe a esos metales. Desde 2023 hasta 2030, más del 40% del descenso del precio de una batería será una consecuencia de la bajada de los costes de las materias primas, los cuales no dejaron de subir hasta 2023.
El optimismo del estudio no puede esconder que aún estamos en los inicios de esta era del coche eléctrico. Así, la principal innovación que ha permitido mejorar la densidad energética de las baterías no son tanto los progresos en la química de las celdas, como la fabricación de las propias baterías.
“Las celdas son cada vez más grandes. Normalmente se empaquetan muchas celdas en módulos más pequeños y luego muchos módulos en una batería grande. Ahora se intenta eliminar los módulos y pasar directamente de una célula a otra. Así se ahorra espacio. Así se reducen costes con estructuras más simplificadas y se aumenta la energía de la batería al mismo tiempo”, explica Nikhil Bhandari, codirector de Investigación sobre Recursos Naturales y Energía Limpia en Asia-Pacífico de Goldman Sachs Research.
Se espera una enorme mejora de la densidad energética de las baterías con las baterías de electrólito sólido, sin embargo, el estudio se muestra muy cauteloso con respecto a su llegada al mercado. “Ya deberían estar en el mercado a estas alturas, pero se ha retrasado hasta finales de esta década debido a las dificultades para pasar de la escala de laboratorio a la producción en serie”, explican desde el estudio.
Mientras tanto, son las baterías de iones de litio tipo NMC (níquel manganeso cobalto) que acaparan el 60% del mercado, mientras que las baterías LFP (litio hierro fosfato) ocupan el 40% del mercado, a pesar de ser las más utilizadas por los fabricantes chinos.
Fuente: Motorpasión