De acuerdo a un estudio efectuado en Estados Unidos, las operaciones de empresas de servicios de transporte personal como Uber y Lyft empeoraron las condiciones de tránsito de acuerdo a un análisis hecho en San Francisco, California.
Una de las promesas en la era de las aplicaciones de transporte liderada por compañÃas como Uber y Lyft fue que la nueva oferta complementarÃa los servicios públicos, reducirÃa los vehÃculos privados y ayudarÃa a aliviar el tránsito.
Pero un estudio llevado a cabo en San Francisco revela que estas plataformas han producido el efecto contrario: lejos de reducir el tráfico, las compañÃas incrementaron las demoras a medida que los viajeros optaban por viajes con aplicaciones móviles en lugar de viajar en bus o caminar.
La investigación publicada en Science Advances se remonta a 2010, cuando no existÃan las plataformas de transporte, y contrasta las condiciones de las calles en aquel momento respecto a 2016, cuando el uso de las apps ya era masivo.
En ese periodo, la población de San Francisco, donde Lyft y Uber tienen sus cabeceras, trepó de 805.000 habitantes a 876.000. Se crearon 150.000 puestos de trabajo y la red urbana fue actualizada.
Los autores, de la Universidad de Kentucky y de la Autoridad de Transporte de San Francisco (SFCTA), introdujeron los cambios en un modelo informático en que se preguntaron cómo hubiera sido la evolución si las compañÃas de viajes digitales no hubieran irrumpido.
Greg Erhardt, profesor asistente de ingenierÃa en la universidad dijo a la agencia AFP que su equipo habÃa encontrado "algo de sustitución" de vehÃculos privados por un leve incremento de los viajes compartidos que posibilitaron las aplicaciones.
"Pero el efecto neto es que dos tercios de los vehÃculos incorporados por estas compañÃas son nuevos autos en las calles, que de otro modo no estarÃan presentes", indicó.
Además, el estudio muestra que la demora de los autos en dÃas de semana -definida como la diferencia en tiempo de viaje con tráfico contra lo que tardarÃan cuando fluye- se incrementó 62% entre 2010 y 2016.
En contraste, en el modelo simulado donde las plataformas de transporte son inexistentes, las demoras crecieron solo 22%.
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